Novelda fue nombrada ciudad el 11 de octubre de 1901 por Alfonso XII en el Real Decreto, por su crecimiento demográfico y económico debido al comercio de azafrán y mármol. En la actualidad, la economía sigue basándose en lo mismo, ejemplo son las múltiples fábricas de mármol situadas en las afueras, y Carmencita.
Luís Navarro Navarro, “El Pichocho”, fue un buen negociante a finales del siglo XIX, figuró incluso como concejal electo en 1888 y Alcalde en 1895. Se casó con Antonia Mira Segura, con la que tuvo dos hijos: Luís, que murió muy joven, y Antonia, nacida en 1846. Antonia y su padre lideraron una de las familias más ricas y poderosas de Novelda. A la muerte de su padre, Antonia heredó una gran fortuna y llevó los negocios familiares. Estuvo casada con Luís Navarro Abad y quedó viuda ocho años después con tres hijos: Carmen, Antonio y Luisa; su único hijo murió de tuberculosis a los 12 años.
La Casa-Museo se levanta sobre un solar que fue adquirido a finales de siglo en la calle Mayor; Antonia también compró el edificio que actualmente alberga el Centro Cultural Gómez-Tortosa en la misma calle. Entre 1914 y 1918 se dedicó a urbanizar terrenos en La Romana. Destinó sus dos grandes casas-palacios en la calle Mayor a sus hijas Carmen, casada con Antonio Gómez-Tortosa, y Luisa, casada con José Luís Gómez-Navarro. Gómez-Navarro fue un hombre muy importante tanto en Novelda como en La Romana, donde en su honor han nombrado varias calles. Incluso compró el “Bancal hondo” para la construcción de un colegio público bautizado con su nombre.
Antonia murió en 1921 de gastroenteritis crónica. Antes de morir instituyó un Consejo Familiar para cuidar a sus nietas que padecían microcefalia. Sigue siendo una enigmática dama a la que conocemos gracias a sus reformas y obras arquitectónicas. En el cementerio de Novelda se encuentra el panteón familiar de la familia Navarro-Navarro; también fue muy querida en La Romana, donde tiene una calle en su nombre y la iglesia fue construida gracias a ella.
La Casa-Museo fue una mansión unifamiliar de aire palatino construida en pleno núcleo urbano. La prosperidad de la ciudad se traduce en la construcción de algunos edificios como el teatro, el casino, la biblioteca y en numerosas casas. Quedó inaugurada oficialmente con la celebración del matrimonio de Luisa en mayo de 1905. A partir de entonces, el palacete fue de uso exclusivo de su propietaria y de los familiares que esporádicamente vivieron con ella. Pedro Cerdán, arquitecto murciano, es señalado como autor de los planos y director de las obras. En Murcia también construyó edificios con una estética parecida, como la Casa del Reloj, la Casa Almansa o la Casa del Piñón.
La fachada principal muestra una organización clasicista y un repertorio ornamental ecléctico con elementos Art Nouveau, que aparecen en la libertad de líneas de las forjas de las ventanas y de los balcones y en los motivos florales incrustados en la piedra.
En la entrada encontramos una puerta de hierro forjado. A la derecha, el gabinete, con muebles dispuestos para acoger a gente de negocios. A la izquierda, el despacho-biblioteca, que destaca por la abundancia de madera. El acceso directo al interior se hace a través de la puerta centrada entre las dos. El vestíbulo se sitúa en el centro del edificio y actúa como núcleo de distribución en la planta baja y da acceso a la escalera. Desde el centro llama la atención la galería de madera de nogal acristalada, que culmina en una claraboya de colores.
Frente a la escalera, el dormitorio principal, amueblado con piezas combinadas. En un extremo se abre un apéndice, reforzando el carácter privado del baño, donde destaca una bañera de mármol blanco. A la derecha encontramos el pasillo que lleva al patio. En el pasillo se encuentra el acceso al comedor, donde se abordaban cuestiones transcendentes para la familia. Toda la decoración gira en torno a la naturaleza benefactora y de la mujer, guardiana de la casa y encarnación del ideal de la belleza y del arte más sublime. Al fondo encontramos una puerta “oculta” por donde los sirvientes pasaban sin ser vistos. El patio ocupa un amplio recinto cuadrado envuelto por una galería de columnas de piedra calcárea, que se alzan sobre un soporte de mármol rosa.
A la planta noble se accede a través de la escalera principal, que empieza bajo un arco con figuras de mujeres en forma de ménsulas; esta escalera es una de las partes más significativas de la casa. La vista se dirige hacia el techo, donde sorprende una lujosa decoración de escayolas policromadas alrededor de la claraboya multicolor.
A la derecha queda el gran salón, es una de las piezas más características de la arquitectura de la alta burguesía, está reservada a las grandes recepciones públicas y los bailes. Tiene un gran efecto teatral y un amplio espacio abundantemente decorado. Éste conecta con dos salas que actualmente se emplean para la exposición de adquisiciones. El dormitorio del fondo da a la terraza del patio, lo que le otorga una espléndida iluminación; está decorada con muebles de estética muy similar a los del salón. En la tercera planta se encuentra la exposición permanente sobre Jorge Juan, científico y marino nacido en Novelda, y dos salas para conferencias.
La casa perdió su función durante la Guerra Civil, al ser ocupada por el ejército italiano; entonces debieron desaparecer los planos y documentos referidos a la creación de la casa. Posteriormente, el edificio fue cedido a la orden religiosa de San José de Cluny, como colegio de primer enseñamiento. El gran salón se convirtió en capilla, los dormitorios en aulas, el patio en lugar de juego y el comedor se llenó de minúsculas mesas.
En julio de 1975 la Caja de Ahorros de Novelda gestionó la compra del edificio con finalidades exclusivamente socio-culturales, y a finales de 1977 la actual C.A.M procedió a hacer una restauración porque su valor arquitectónico merecía situarlo entre los más destacados de la provincia. A la orden de San José de Cluny se le asignó otro emplazamiento, donde se encuentra en la actualidad. La C.A.M. tiene también previsto adquirir la Casa de Mira con fines socio-culturales.
En Novelda hay similitudes con obras de Barcelona, dado que siguen el mismo estilo arquitectónico. A parte de La Pedrera, como Casa-Museo, podemos encontrar similitudes entre la Sagrada Familia y el Santuario de Santa María Magdalena y también en el uso del trencadís en Los guerreros y la fuente de El parque del Oeste. Además, ambas ciudades cuentan con placas que las nombran “ruta modernista”.